La revista Éxodo debe mucho a Pedro Casaldáliga, presente desde sus orígenes como inspirador e impulsor de una nueva revista que recogiera el espíritu de Misión Abierta, y dando amparo al equipo que la puso en marcha, como refiere Evaristo Villar en el artículo que abre este número, una semblanza de “Pedro Casaldáliga, rebelde con causa, subversivo con propuesta”. Este número sintetiza su obra y su pensamiento, las vicisitudes de su tiempo, las reflexiones de sus colaboradores y la actualidad de su mensaje.
Pero este no es un número en póstumo homenaje a Dom Pedro –con m- como le llamaban en Mato Grosso, o sí lo es, pero no especialmente. Es un recorrido a través de las generaciones que lo acompañaron, que aprendieron con él, que se comprometieron con él, que se revolvieron con él. Es a la vez la historia de Pedro, de los conflictos de la época aún pendientes, de la iglesia tras el concilio Vaticano II, de la propia congregación claretiana a la que perteneció, y de los movimientos que generó. Y por referirse a una historia tan reciente, es también una reflexión sobre la actualidad, no sobre la coyuntura social y política, sino sobre las corrientes de fondo y los corrimientos imperceptibles de gran calado.
Todos los que colaboran en este número fueron o compañeros de Casaldáliga, o colaboradores habituales, o en algún momento de sus vidas se cruzaron con él cuya figura –remedando a San Juan de la Cruz– “prendidos los dejó de su hermosura” poética, espiritual, humana. Podemos leer este número como las actas de un congreso –esperemos que amenas– de algunos de cuantos compartieron vida y preocupaciones en el tiempo –kairós– de Dom Pedro.
La revista Éxodo debe mucho a Pedro Casaldáliga, presente desde sus orígenes como inspirador e impulsor
Salvador Mendoza, y Leopoldo Belmonte formaron el primer equipo que acompañó a un Casaldáliga recién llegado a Mato Grosso. Leopoldo repasa su legado de vida y esperanza en Brasil. Salvador rememora la repercusión del pensamiento de Pedro en España, visión que Joan Soler concreta en Catalunya. También, desde Brasil, Mauro Passos –“Testimonio de la lucha contra la injusticia y la opresión en el Mato Grosso”– nos recuerda que Casaldáliga parece decirnos, incluso hoy, que las utopías pueden ser posibles, porque son parte de la condición humana.
Evaristo Villar y Bejamín Forcano, buenos amigos y compañeros de Pedro Casaldáliga desde sus inicios claretianos, fueron posteriormente colaboradores habituales de la prelatura de Sâo Felix de Araguia ubicados en Madrid, fruto de una extraña confluencia de represión eclesial y derecho canónico. En la sección “A fondo”, ambos nos ofrecen en este número sus recuerdos y reflexiones a partir de una selección de textos sobre los grandes temas de Pedro: “La lucha de la tierra”, “Los pueblos indígenas”, “La espiritualidad de la liberación” y la renovación de la iglesia en “El grito de nuestra iglesia”, visión que Forcano amplía en su artículo sobre la libertad profética. Temas tan de actualidad en estos momentos, cuando la desposesión de la tierra, de la cultura, y de los medios de vida amenaza la supervivencia de comunidades y pueblos a lo largo y ancho del planeta; cuando las tensiones en la iglesia católica evidencian las contradicciones entre una jerarquía fuertemente conservadora y el rumbo que quiere marcar el papa Francisco. Sobre el tema de la tierra como “la madre primera” incide Luis Aranguren Gonzalo en el artículo “En la hora del cuidado de la tierra”.
También en esta sección el filósofo Juanjo Sánchez, en su artículo Un Dios diferente, aporta una visión teológica que no dejará indiferentes tanto a los creyentes como a los no creyentes interesados en estos temas.
Francesc Escribano, al que se debe la biografía titulada Descalzo sobre la tierra roja –primera edición Descalço sobre a terra bermelha, Unicamp, Brasil 2000–, es entrevistado en este número por Miguel Ángel de Prada. Escribano va desgranando a lo largo de la entrevista su motivación para escribir esta biografía, donde quedan reflejadas la vida y las causas de Pedro. Y María Jaén, guionista para el cine del texto de Escribano, nos ilustra con una selección comentada de la poesía de Casaldáliga.
Juan José Tamayo también hace su aportación biográfica –Pedro Casaldáliga. Larga caminada con los pobres de la tierra, Ed. Herder 2020–, una memoria subversiva de la vida subversiva de uno de los más lúcidos intelectuales de América Latina, que ofreció narrativas alternativas a los relatos oficiales del sistema, construyó espacios de con-vivencia y de diálogo simétrico en vez de campos de batalla y monólogos, desestabilizó el (des)orden establecido y revolucionó las mentes instaladas.
No podía faltar en esta cita José María Concepción, ayudante personal y archivero de su amplio legado poético, pastoral y epistolar. Aquí nos da cuenta de su trabajo recopilador. Otros muchos podrían haber contribuido a estas páginas, esperemos que todos se sientan en estos textos dignamente representados.