Escrito por
Éxodo 153
– Autor: Pablo Urquiaga –
Desde antes del triunfo de la Revolución Bolivariana, en Venezuela han existido dos concepciones del vocablo “Iglesia”. Uno referente a la «Iglesia institución o jerárquica», formada por la conferencia episcopal (obispos, presbíteros y diáconos); es decir, la «iglesia clerical»; y otro que se define como la “Iglesia Pueblo de Dios Organizado”, que está formada por la Iglesia de la Base (Comunidades Eclesiales de Base}, vicaría de los sectores populares (presididas por hermanas religiosas vicarias) y laicos comprometidos en diversos grupos de apostolado (Legión de María, Cursillistas, Carismáticos, catecúmenos, etc.).
La Iglesia que está en la jerarquía
Dentro de la Iglesia «jerárquica» hay algunos obispos que son conservadores y defensores de su «status quo», apegados a sus privilegios y dignidades, que buscan su reconocimiento como legitimas autoridades. Ellos controlan la «conferencia» e imponen sus criterios a la hora de tomar decisiones, aunque no todos piensan igual, sobre todo a nivel político. Hacen ver como bloque que todos apoyan a los partidos de oposición y rechazan al gobierno legítimo y constitucional de Venezuela, tomando una posición radical con posturas críticas parcializadas; todo lo ven mal y nunca reconocen nada bueno de lo que el actual gobierno venezolano ha realizado en favor de los más pobres a nivel de educación, salud, cultura, etc., como son las Misiones Sociales que han beneficiado a millones de pobres y desamparados en nuestro país. Algunos presbíteros y diáconos respaldan esta posición, pero otros son críticos de esta postura, reconociendo los logros de la Revolución y apoyándolos en todas las áreas donde a los pobres se les ha dignificado y también señalando los errores cometidos en la distribución de las riquezas en el área económica, denunciando la corrupción de algunos mandatarios mal llamados «revolucionarios» que no sirven al pueblo sino que se sirven de él para su propio beneficio.
La Iglesia que está en el Pueblo
A la «lglesia de la Base» se la ha tratado de marginar o manipular, sobre todo a las Comunidades Eclesiales de Base, que en la mayoría de las parroquias se las rechaza y no se les atiende debidamente, teniendo que organizarse en las «zonas marginales” (suburbios de las grandes capitales). Tienen que actuar al margen de la «jerarquía» y solo un pequeño grupo de presbíteros y hermanas vicarias les apoyan y sirven. Estas comunidades han tomado conciencia de que la Iglesia de Cristo es el Pueblo de Dios Organizado (como lo señala el Concilio Vaticano II en la Constitución Lumen Gentium, 9, respaldado por 1 Pedro 2, 9-10). Existe también un gran número de fieles que asisten a la misa dominical y practican algunas devociones de forma individual, sin pertenecer a ningún grupo organizado eclesial, pero sí están comprometidos en la Misiones Sociales gubernamentales en las áreas de salud, educación, cultura y servicios sociales; incluso algunos son miembros del partido de gobierno (PSUV).
Revolución y práctica religiosa
Al principio del Proceso Revolucionario algunos obispos apoyaron lo apoyaron, pero, al ver que la Revolución se identificaba con el marxismo en su praxis, fueron tomando distancia y se pusieron radicalmente al lado de la oposición. Así les pasó también a muchos presbíteros, incluso a religiosas comprometidas con la causa de los pobres desde los sectores más populares. Muchos católicos se fueron alejando del Proceso, aunque la gran mayoría de la gente pobre (de los barrios) sigue apoyando la Revolución a pesar de los errores y la mala política de algunos de sus funcionarios. Eso dio como resultado que muchos se alejaron de los servicios litúrgicos, pues algunos presbíteros usaban las misas para hablar mal del gobierno, manipulando el Evangelio a sus intereses políticos partidistas. Sin embargo, ese Pueblo de Dios se mantiene siendo «católico y apostólico» (pero no «romano»), se manifiesta partidario de la línea pastoral del Papa Francisco, pero no de los obispos, aunque un gran número de ellos se han pasado a las Iglesias Evangélicas y de otras denominaciones.
Bloqueo económico y emigración
El infernal bloqueo económico, impuesto por USA y la complicidad de los partidarios del mismo, aliados con la violencia y el deseo de invasión Norteamericana (solo un pequeño y reducido grupo de oposición radical) ha provocado un inmenso flujo migratorio a los países fronterizos, debido también a la guerra económica y cibernética, unido a la ineficiencia e ineficacia de algunos funcionarios gubernamentales y militares corruptos que han dañado la pureza del proceso Revolucionario original.
En este momento de pandemia, la Iglesia de la Base, unida y respaldada por algunos presbíteros y pastores evangélicos y de otras religiones e incluso algunos jerarcas de la oposición se han dado a la tarea de unirse en oración con el fin de erradicar el famoso «coronavirus covid 19» e invitar a todo el pueblo a una cadena de oración sin exclusión de ningún tipo. Dios nos permita unirnos, no solo para salir de la pandemia, sino para eliminar los enfrentamientos, prejuicios, rencillas, odios y divisiones que no nos dejan avanzar en la construcción de un país mejor: «con todos y para el bien de todos”.