Te has ido, amigo Juanjo, con la misma modestia con que has querido adornar siempre tu vida. En tus amigos de Éxodo has dejado una mochila repleta de sabiduría y de imborrables y felices recuerdos; de tus amigos te has llevado la amistad hecha de afecto y admiración. Nos va a faltar en adelante el bienestar de tenerte a nuestro lado.
Para vosotros y vosotras, unidos a Éxodo, Juanjo ha sido desde hace tiempo, sin pretenderlo, una fuente (persona) inagotable de cohesión en el equipo. Y lo ha sido, sin pretenderlo, por su cordialidad, talento y su buen hacer.
Disponía de un vasto conocimiento de las cosas y un enfoque de los problemas creativo y original. Contaba con una filosofía poética que ayudaba a recrear siempre la realidad. Y su compromiso a la altura de una gran honestidad. Cada tema tocado en la revista llevaba siempre un retazo de su vida.
No le movió nunca el afán de ocupar la primera silla. La sencillez ha sido la expresión externa de su rica y extraordinaria personalidad. Atraía por la profundidad sincera de sus análisis, la profecía de sus propuestas, la cordialidad de su expresión y la implicación profética en los problemas. Imposible quedarse en la denuncia profética de la realidad, es mayor el imperativo de la propuesta imaginativa.
Os lo decimos muy claramente, a quienes seguimos manteniendo Éxodo nos va a faltar mucho la ausencia de Juanjo …
