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MUNDOS ALTERNATIVOS DESDE EL ECOLOGISMO SOCIAL

Escrito por

Éxodo 116 (nov.-dic.) 2012
 
UN BREVÍSIMO ANÁLISIS DE COYUNTURA

Cualquier propuesta de organización social, política o económica debe considerar el momento histórico en el que se inscribe para responder a él. Desde esa perspectiva vamos a hacer un brevísimo análisis de coyuntura, simplemente por situar los desafíos (al menos algunos de ellos) que tiene la humanidad.

Nos encontramos, qué duda cabe, en una crisis económica de amplio calado. Una de las grandes crisis que han jalonado la historia del capitalismo2 . No solo vivimos una fuerte crisis económica, sino que esta también es social. Nunca antes en la historia del ser humano han existido unas tasas de desigualdad tan grandes. Tampoco nunca antes había existido una reparto del poder tan polarizado. Además, esta crisis social se ve agravada, por el funcionamiento del mercado capitalista y la distribución patriarcal de roles, por la crisis de los cuidados, caracterizada por la infraatención de las labores básicas de reproducción de la vida3.

Sin embargo, nada de esto es sustancialmente nuevo en la historia de la humanidad. Lo que marca un punto de inflexión nunca antes vivido a nivel global es estar alcanzando los límites de los recursos y de los sumideros (basureros) planetarios. En este marco podemos destacar tres grandes problemas ambientales: la pérdida masiva de biodiversidad, el cambio climático y el pico de máxima extracción de los combustibles fósiles (momento a partir del cual su precio aumentará irreversiblemente) 4.

La superación de estos límites marca que lo que tenemos por delante será, necesariamente, distinto de lo que hemos vivido. Ya no vamos a volver a tener un mundo con múltiples recursos por explotar, un “mundo vacío”, sino un “mundo lleno” o, mejor dicho, “saturado”. Las políticas a llevar a cabo en un mundo saturado tienen que ser, necesariamente, distintas de las tomadas hasta ahora, donde las crisis se han superado a base de conseguir reactivar el crecimiento. Esto no volverá a ser posible (a gran escala)5.

A todo esto tienen que responder las políticas que planteemos. Lo que tenemos delante es un sudoku en el que no vale solo con encajar las horizontales (los problemas ambientales, por ejemplo) sino que hay que cuadrar también las verticales (una vida digna para toda la humanidad y un sistema económico que permita alcanzarla en paz con el planeta).

LAS PROPUESTAS DESDE EL ECOLOGISMO SOCIAL

La imposibilidad de sostener el crecimiento indefinido en un planeta cuyos límites físicos estamos alcanzando deja como única opción el decrecimiento de la extracción de energía y materiales, así como en la generación de residuos. Para conseguirlo no hará falta solamente una reducción neta del consumo, sino también una apuesta por la reutilización y el reciclaje y, para ello, por la producción en base a biocompuestos. Además, decrecer implica una economía de base local que reduzca el consumo energético en transporte (pero no solo, también en embalaje, refrigeración, almacenaje…). También significa una reducción en nuestra velocidad de vida (la obsesión por los AVE y los tomates en invierno), pues a más velocidad más consumo.

Por último, todo esto requiere un crecimiento en el consumo de energía solar.

Pero el decrecimiento no es para todo el mundo, sino que es para la parte del planeta que ya consume demasiada materia y energía. Solo así quienes viven en condiciones de miseria podrán conseguir un nivel de vida digno. Es decir, que no solo hace falta reducir el consumo material y energético sino, en paralelo, redistribuir la riqueza.

Además, en un entorno de recursos escasos es imprescindible un control social de ellos para decidir colectivamente dónde los empleamos para realizar la transición hacia una sociedad que satisfaga universalmente las necesidades sin sobreexplotar el planeta. Por decirlo con un ejemplo, no debería ser la gran banca quien decida qué producir, sino que deberemos adquirir soberanía financiera para encaminar los recursos económicos, energéticos y materiales hacia las energías renovables y no hacia recuperar el crecimiento urbanístico. De manera que el cambio no es solo decrecer y redistribuir, sino también democratizar, tomar el poder colectivamente sobre nuestras vidas.

Este cambio es, necesariamente, económico, pero no solo. También es imprescindible un cambio de paradigma que lleve a repensar las necesidades básicas y la forma de satisfacerlas. Un cambio de valores que genere un cambio en las articulaciones sociales. Para ello se hace imprescindible un proceso de autorreeducación social a través de la construcción de iniciativas locales que planteen estos nuevos modos de articulación socioambiental, al tiempo que tejan las mayorías suficientes para implantar políticas en este sentido a escalas mayores.

Estos factores son, necesariamente, elementos directores de cualquier política que pretenda salir de la crisis múltiple en la que nos encontramos. Pero necesitamos concretar más, plantear medidas que aterricen estas líneas directrices y nos permitan vislumbrar cómo transitar hacia fuera de la crisis. A continuación presentamos una pequeña muestra de algunas de ellas agrupadas por su escala de aplicación: micro (nivel individual y colectivo), meso (nivel regional y estatal) y macro (nivel internacional) 6. Hay más abundancia de las relacionadas con los temas ambientales, simplemente porque son sobre las que se centra este artículo.

DECRECIMIENTO

Micro

Construir colectivamente fuentes de satisfacción no materiales.

Construir formas de compartir recursos en lugar de usarlos de forma privada. Esto es aplicable a coches, lavadoras… y no solo a libros.

Consumo limitado de carne y pescado. La limitación en la ingesta de proteínas de origen animal se justifica ya que cada kilo de carne que comemos conlleva el consumo por parte del animal de varios kilos de cereales y litros de agua.

Rodearnos de un círculo que nos incentive y ayude en el tránsito hacia una austeridad feliz (no merkeliania).

Reutilización y reciclaje:

Apostar por la reparación y la reutilización antes de por el reciclaje.

Poner un compostero en casa para reciclar los residuos orgánicos.

Usar el agua del fregadero, la ducha o el lavabo para el váter.

Biocompuestos:

Limpiadores en base al jabón y el vinagre.

Reducción de la velocidad:

Prácticas del movimiento slow food (http://slowfood.es) que surge como contestación a la fast food y el fast life.

Consumo de productos de temporada.

Limitación de los viajes en AVE y avión (y, en general, de los viajes).

Economía local:

Grupos de autoconsumo de productos agroecológicos, en los que productores/as y consumidores/as se ponen en contacto directo. Los/as productores/as cultivan bajo parámetros agroecológicos (que incluyen buenas condiciones laborales) y los/as consumidores/as garantizan un pedido regular. Al no haber intermediarios los precios de los productos son similares a los de sus equivalentes de agroindustria en un supermercado.

Apostar por el uso de la mensajería en bicicleta (http://www.grupolaveloz.com o http://www.trebol.org).

Energía solar:

Sumarse a las iniciativas que desarrollan las energías renovables a pequeña escala y de forma cooperativa, como Som Energia (http://www.somenergia.coop).

Instalación de paneles solares en nuestras viviendas.

Meso

Incentivar y dejar espacio para que vaya creciendo un sistema económico que no necesite crecer de forma continuada. En este sentido, las monedas sociales (http://www.konsumoresponsable.coop/mercado-social) que funcionan sin interés son claves. Una propuesta de cómo podría llevarse a cabo a gran escala se puede encontrar en “Nada está perdido” de Susana Belmonte.

Poner en marcha una huella ecológica de consumo máximo por persona en forma de “tarjeta de débito de impactos” o “declaración de impactos realizados al año”.

Disminuir incentivos al consumo. Un ejemplo sería la limitación y el control de la publicidad.

Reformas legislativas para una reducción y un uso más eficiente de la energía. Desde distintas organizaciones políticas, ecologistas y sindicales se ha hecho una propuesta detallada en este sentido (http://www.ecologistasenaccion.org/spip.php?article10119).

Una de esas medidas sería una política de precios (agua, energía…) que penalice el despilfarro.

Medidas de aumento de la eficiencia en todos los campos, teniendo en cuenta que son necesarias, pero no suficientes. Esto implicará la inversión pública para este fin.

Un ejemplo de incremento de eficiencia sería la rehabilitación integrada del parque residencial con el fin de conseguir una drástica reducción del consumo energético (www.cceimfundacionucm.org/ciudades).

Políticas de reducción de los residuos. Entre otras estarían las políticas de reducción del envasado mediante medidas de apoyo de la venta a granel o sistema de devolución y retorno de envases (http://www.retorna.org).

Reutilización y reciclaje:

Prohibición de la obsolescencia programada.

Recogida selectiva de residuos puerta a puerta (http://www.ecologistasenaccion.org/article1188.html).

Biocompuestos:

Ingeniería y química verde. Este tipo de producción parte de recursos naturales para producir productos biodegradables con un bajo consumo energético y sin usar compuestos tóxicos en el proceso.

Sustitución de los plásticos por polímeros de origen biológico. Esta medida, además, exigirá una reducción importante en el uso de estos compuestos pues, en caso contrario, se generarían nuevos impactos, como la deforestación de amplios territorios.

Implantación masiva de la agricultura ecológica, que consigue el control de plagas y malas hierbas sin usar compuestos tóxicos.

Reducción de la velocidad:

Prácticas del movimiento de ciudades lentas.

Una de estas prácticas es la reducción del espacio público destinado para el coche incrementando el destinado para el transporte público, la bicicleta y las zonas peatonales.

Economía local:

Urbanismo de cercanía, es decir, acercar los servicios que las personas necesitan en su día a día a desplazamientos que se puedan hacer andando. Experiencias de este tipo ya existen, por ejemplo en Friburgo.

Moratoria en la construcción de grandes infraestructuras de transporte (aeropuertos, superpuertos, autovías y autopistas y alta velocidad ferroviaria fundamentalmente).

Potenciar las redes de semillas encaminadas a salvaguardar y extender la biodiversidad de plantas alimenticias adaptadas a cada región.

Energía solar:

Prescindir progresivamente de los combustibles fósiles y de la energía nuclear en la generación eléctrica, sobre lo que ya hay varias propuestas (http://www.ecologistasenaccion.org/IMG/pdf/mix_electrico_2020.pdf, http://www.ucm.es/info/fgu/descargas/cceim/programa_energia_2020 _2050.pdf o http://www.greenpeace.org/espana/es/reports/Energia- 30-Informe-completo).

Poner en marcha una Ley de Cambio Climático encaminada a cambiar el modelo de producción y consumo español para contribuir a la estabilización de la concentración de CO2 a nivel planetario en 350 ppm (http://www.tierra.org/spip/spip.php?article1106).

Macro

Vincular las monedas a una cesta de materias primas básicas, de minerales o al tamaño de la población para, con ello, limitar el poder de consumo humano. Un ejemplo se puede encontrar en “Meter al dinero en cintura” elaborado por el grupo MaPriMi.

Biocompuestos:

Prohibición de la liberación de los organismos manipulados genéticamente, de la producción de residuos radiactivos (de las centrales nucleares), de los contaminantes orgánicos persistentes (COP)… es decir, de todo aquello que va a perdurar durante mucho tiempo en el entorno y no vamos a ser capaces de controlar.

Reducción de la velocidad:

La ralentización de la economía también implicaría la prohibición de que los bancos creen dinero saltándose los depósitos de los que disponen y de la eliminación de los mecanismos de titularización de la deuda.

Economía local:

Sistema arancelario que prime los productos cercanos. Esto implicaría medidas proteccionistas.

Inclusión en los precios de los productos de los impactos del transporte de forma que se incentiven las producciones cercanas. En otros casos no será suficiente con esto y habrá productos que, simplemente, no se podrán consumir como los kiwis cultivados en Nueva Zelanda.

Energía solar:

Dejar sin explotar el grueso de los combustibles fósiles que quedan, como promueve la iniciativa ecuatoriana Yasuní-ITT (http://www.amazoniaporlavida.org/es).

Poner un tope de uso de combustibles fósiles en la UE que vaya descendiendo progresivamente. Estas medidas se están proponiendo por una coalición de organizaciones europeas (http://www.gci.org.uk/Documents/Poster_RCC_2011.pdf) y, además, se están desarrollando en detalle por alguna de ellas (http://www.ecologistasenaccion.org/IMG/pdf/limite_uso_energia.pdf).

REDISTRIBUCIÓN

Micro

Construcción de cooperativas de producción (http://www.tangente.coop/), consumo y cuidado.

Meso

Reparto de la riqueza, lo que implicará la expropiación sin compensaciones de bienes y dinero de las personas más enriquecidas.

Imponer una renta máxima.

Y una renta básica.

Reparto del trabajo (productivo y reproductivo) a nivel social y de género. Algunas políticas podrían ser el adelanto de la edad de jubilación, la jornada laboral de 35 horas o la prohibición de horas extras.

Apostar por el transporte público, la agricultura ecológica, las energías renovables y el reciclaje, todos ellos sectores más intensivos en trabajo que sus insostenibles contrapartes.

Sistemas fiscales justos, ecologizados y redistributivos. Una propuesta de ley en este sentido elaborada por varias organizaciones se puede encontrar en: http://www.ecologistasenaccion.org/article15082.html.

Políticas de precios (agua, energía…) que no solo penalicen el despilfarro sino que incorporen criterios de justicia, a la vez que garantizan el acceso básico al recurso.

Macro

Prohibir la propiedad privada ligada a la acumulación, no al uso.

Abolición de las deudas ilegítimas y odiosas, y restitución de las deudas ecológicas, sociales y de género (http://www.quiendebeaquien.org).

DEMOCRATIZACIÓN.

Micro

Participar (o crear) organizaciones en pro de la justicia ambiental y social.

Practicar la propia capacidad para disentir y desobedecer, cuando haya buenas razones para ello.

Meso

Procesos de democracia participativa basados en la construcción del consenso y la confianza.

Articulación de mecanismos sociales de discusión científica de manera que las decisiones técnicas puedan ser participadas.

Dotar de iguales derechos a todas las personas que habiten un mismo territorio, independientemente de su origen e ingresos.

Volver a hacer público el control, en primera instancia, de los sectores estratégicos, como el energético o la banca. Que sean públicas implica que haya un control de la producción decisorio por parte de la sociedad, y una capacidad de gestión por parte de trabajadoras/es.

Responsabilizar a los fabricantes de todo el ciclo de vida del producto. Por ejemplo, las eléctricas tendrían que gestionar los impactos de los gases de efecto invernadero y de los residuos radiactivos que generasen.

Etiquetado en el que la información sobre los métodos de producción (si es ecológica, las condiciones laborales…) y transporte (distancia, medios utilizados…) sea clara y permita a la ciudadanía realizar un consumo más consciente.

Priorizar las tecnologías más sencillas (de más fácil control y menor riesgo) frente a las más complejas. Esto significaría priorizar los molinos eólicos frente a las centrales nucleares.

Macro

Iniciativas de democracia directa a escala mundial para los asuntos que conciernan a la humanidad y, en paralelo, dotación de mayor autonomía y poder de decisión a los ámbitos locales para su autoorganización. Prohibir la producción en sectores que destruyan la vida, como el armamentístico.

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1 Una versión más corta de este artículo, pero previa, se puede encontrar en el boletín ECOS publicado por la FUHEM-ecosocial.

2 Hay numerosa bibliografía que explica esta crisis. Un par de textos podrían ser: Fernández Durán, Ramón; González Reyes, Luis; Rico Amado, Luis: “Crisis global”. En Ecologista, nº 59, 2009. González Reyes, Luis: “¿El final del capitalismo global?”. En La Lletra A, Ecologista y Libre Pensamiento, 2009.

3 Sobre este tema se puede consultar: Carrasco, Cristina: “La economía del cuidado: planteamiento actual y desafíos pendientes”. En Revista de Economía Crítica, nº 11, 2011. Pérez Orozco, Amaya: “De vidas vivibles y producción imposible”. http://www.rebelion .org/noticia.php?id= 144215#sdfootnote 8sym, 2012.

4 Para un análisis de esta crisis ambiental se puede consultar: Fernández Durán, Ramón: “El Antropoceno”. Virus, 2010. González Reyes, Luis: “Sostenibilidad ambiental: un bien público global”. Iepala, 2011.

5 Para una discusión extensa sobre el panorama venidero se puede leer: Fernández Durán, Ramón: “La quiebra del capitalismo global 2000-2030”. Libros en Acción, Virus y Baldre, 2011.

6 Una versión más completa de lo expuesto a continuación se puede encontrar en: Riechmann, Jorge; González Reyes, Luis; Herrero, Yayo; Madorrán, Carmen: “¿Qué hacemos frente a la crisis ecológica?”. Akal, 2012.

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