sábado, noviembre 9, 2024
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LAS PERSONAS, LA VERDADERA APUESTA QUE HAY TRAS EL COMERCIO JUSTO

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César Celedón es un caficultor nicaragüense. Él se define como un “productor”, pero además del trabajo que lleva a cabo en su finca, es gerente de lo que en Nicaragua se conoce como un beneficio, un centro de selección y secado de los granos de café, denominado Solcafe y al que llevan sus granos los campesinos de café de comercio justo y café ecológico de la región de Matagalpa agrupados en la Central de Cooperativas de Café de Nicaragua (Cecocafen).

En apariencia, tras la verja que podemos ver desde la carretera que une Managua con Matagalpa, nada diferencia este beneficio de los otros que hay en la misma ruta. Sin embargo, César cuenta que “si tienen la oportunidad de hablar con los campesinos afiliados a las cooperativas de Cecocafen y ver las ventajas que se han conseguido con la producción de comercio justo y ecológica, van a ver a muchos de sus hijos e hijas que antes no tenían la oportunidad de ir a la escuela porque no tenían unos ingresos suficiente. Ahora sí van a la escuela y algunos están becados por Cecocafen. Y los mismos productores estamos haciendo inversiones en las propiedades (las casitas, un poquito más dignas). La vida del pequeño productor ha mejorado un poco. En la cooperativa de donde yo vengo, tenemos programas de género, salud (invertimos una cantidad para aquellos que tienen más problemas de salud), becas… Hemos construido o mejorado escuelas. Hicimos clases de educación para adultos y rebajamos el analfabetismo. En nuestra cooperativa, del 48% de analfabetos bajamos hasta el 35%. Y todo eso tiene que ver con ingresos que hemos conseguido produciendo café con la garantía del comercio justo”.

Oyendo hablar a César Celedón está claro que Las personas, la verdadera apuesta que hay tras el comercio justo la producción con el sello de comercio justo beneficia económicamente a los artesanos y agricultores. Pero, ¿en qué se diferencia su producción de la de una finca cafetalera habitual? La certificación de comercio justo no permite la utilización de pesticidas o abonos químicos, para preservar el medio ambiente. Por esta razón, los campesinos deben elaborar ellos mismos, a menudo con los desechos de descascarillar el propio café, sus abonos. La lucha contra plagas e insectos se realiza a través del cultivo de otras plantas y árboles en las inmediaciones de la plantación cafetalera. Este trabajo adicional convierte la producción de comercio justo en más ardua que la convencional. A todo ello debemos añadir otras condiciones necesarias para conseguir esta certificación: los productores, y también los braceros que trabajan en las plantaciones, reciben salarios dignos; se respetan los derechos laborales, se trabaja en condiciones de higiene y salubridad adecuadas; hombres y mujeres son tratados en condiciones de igualdad; las empresas y cooperativas de las cuales forman parte son participativas, y no hay niños y niñas en situación de explotación.

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