miércoles, diciembre 4, 2024
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LAS CONSECUENCIAS DE LA LEY DE MATRIMONIO ENTRE PERSONAS DEL MISMO SEXO

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– Autor: Beatriz Gimeno –
 
Hace poco más de un año que se aprobó en el Congreso de los Diputados la Ley de modificación del Código Civil en materia de matrimonio, que es como técnicamente se llama la ley a la que todo el mundo se refiere como la ley “de matrimonio homosexual”. Esta ley significa, en la práctica, acabar con la única discriminación legal que nos quedaba a gays y lesbianas para poder ejercer la ciudadanía plena. En esos días aparecieron en todos los diarios y revistas del país, y de fuera de él, multitud de reportajes, declaraciones, entrevistas, de distintas personalidades públicas y políticas que opinaban sobre la ley y sus consecuencias; sobre la enorme trascendencia social que tendría una medida de estas características.

Los políticos profesionales se han convertido en los interlocutores para todo tipo de temas que, finalmente, tienen que pasar por el Parlamento, lo cual, aunque previsible, implica una cierta injusticia con los verdaderos actores y actrices de cualquier proceso social. A veces pareciera que el responsable de una ley de este tipo es el Ministro de Justicia o, en último extremo, el Presidente del Gobierno de turno, ignorando que ambas figuras (o cualquier otra involucrada) son, en muchas ocasiones, el último eslabón, y no el más importante, de una cadena de voluntades que comienza muy atrás y que realiza todo el trabajo desde un lugar muy alejado del Parlamento: desde las asociaciones, desde el voluntariado. Este artículo es, por tanto, una reivindicación de los verdaderos protagonistas de este cambio: los y las activistas.

Las más importantes asociaciones que agrupan en España al activismo homosexual y transexual escogieron hace ya 14 años unirse en una Federación de carácter estatal que, respetando la idiosincrasia y la autonomía de cada uno de los grupos, fuera capaz de establecer un discurso político unificado respecto a las reivindicaciones más importantes. Una de las consecuencias de esa unidad fue la de cambiar la reivindicación tradicional establecida por algunos grupos más conservadores de una Ley de Parejas de Hecho por la de la igualdad completa, esto es, el matrimonio.

A partir de aquí, los políticos no nos han regalado nada. Hemos recorrido un largo camino en el que, en muchas ocasiones, nos hemos sentido muy solos. Hemos tenido que ganar primero el debate social para que los partidos comenzaran a fijarse en la justicia de nuestras reivindicaciones.

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