Escrito por
A 25 años de resurrección de Monseñor Leonidas Proaño. “Pachamama, agua, territorio y territorialidad en contextos de capitalismo global y alternativas desde la fe de los pueblos”. DECLARACIÓN FINAL
– Autor: Varios Autores –
Declaración final
Resumen
52 organizaciones de América Latina y Europa celebramos en Quito nuestro 3er Encuentro “Pachamama, agua, territorio y territorialidad en contextos de capitalismo global y alternativas desde la fe de los pueblos”.
Vimos, escuchamos y sentimos el padecimiento y resistencia de comunidades víctimas de la minería, los monocultivos, a la deforestación y analizamos que esos casos no son aislados sino que responden a la pretensión del modelo económico de resolver mediante el acaparamiento de tierras, la crisis ambiental, financiera, ecológica y alimentaria provocada, con más intensidad, desde los últimos 12 años. También conocimos las formas de resistencia adoptadas por las comunidades para regresar a los territorios, evitar despojos y reproducir la diversidad de vidas.
Juzgamos, discernimos, oramos desde tres grandes fuentes de espiritualidad: la de los pueblos originarios, la de la tradición del Antiguo y Nuevo Testamento y desde la memoria motivadora de mujeres y hombres, profetas y profetisas que entregaron su último aliento en la búsqueda de una sociedad en la que todas y todos podamos vivir dignamente, conviviendo en una tierra que es madre, heredad común de hermanas y hermanos, hijos e hijas de Dios Padre y Madre.
Nos motivamos a la acción, a pasar de los dichos a los hechos desde prácticas personales, familiares y locales, hasta el trabajo de movilización social en la búsqueda de la construcción de una sociedad más justa en la que el Estado distribuya justamente los bienes que posibiliten el buen vivir de todas y todos.
Asumimos la articulación con las redes que resisten al acaparamiento de tierras y buscan alternativas a la globalización del mercado. Asimismo, articulaciones con quienes trabajan por la justicia agraria, laboral y ambiental. Concebimos que la defensa de la tierra va acompañada de la exigencia de los derechos a la salud, educación, vivienda, medio ambiente sano y a entornos libres de militarización.
Nos unimos al trabajo del movimiento social boliviano, apoyado por su presidente indígena, que busca un poder incluyente para los campesinos, indígenas y afrodescendientes. También a la movilización por una revolución agraria que garantice la posesión y autodeterminación de los pueblos sobre los territorios como lo expresa Cloc-Vía Campesina.
Nos sumamos a la movilización agraria y popular en Colombia contra los tratados de libre comercio que están destruyendo el campo y a los campesinos indígenas, afrodescendientes y mestizos como también a las aspiraciones de importantes sectores del pueblo ecuatoriano de preservar la reserva forestal del Yasuní.
Proponemos a las y los creyentes de la España indignada por el capitalismo, víctima, también, de la burbuja inmobiliaria y otras expresiones de la crisis del capital, que celebremos nuestro 4o Encuentro Fe y Política en su resistente país, como un paso más del trabajo en redes para la articulación de las resistencias de los pueblos victimizados del mundo.
Declaración completa
Animadas y animados por la fuerza espiritual de nuestros mártires y profetas, por la fortaleza de los pueblos Aimara, Quichua, Quechua, Nonam, Embera y afroamericanos, en el 25 aniversario de la resurrección de Monseñor Leonidas Proaño, nos reunimos en Quito Ecuador 52 organizaciones indígenas, afrodescendientes, mestizas, teólogas y teólogos, mujeres y hombres solidarias y solidarios del mundo, provenientes de los pueblos de Bolivia, Ecuador, Perú, España, Costa Rica, Cuba, Panamá y Colombia, a ver, juzgar y acordar líneas de acción en torno a la Pachamama, el territorio y la territorialidad en contextos de capitalismo global.
Vimos, escuchamos, sentimos con indignación, pero también con esperanza, las denuncias y la creativa resistencia de las comunidades de Cajamarca Perú, de Alto Guayabal en Colombia, que resisten a la voracidad de la minería transnacional en sus territorios. Escuchamos también con perplejidad el avance en Ecuador de monocultivos de brócoli en territorios indígenas en Cotopaxi, el monocultivo de palma aceitera en Esmeraldas y la profunda preocupación por el anuncio de explotación petrolera que afecta la reserva del Yasuní; la expansión del monocultivo de soya en el área fronteriza de Bolivia con Paraguay; la expropiación de comunidades indígenas en Panamá para la extensión ganadera y en Colombia la explotación petrolera en la zona de reserva de la Perla Amazónica, la ocupación de tierras para el puerto de Agua Dulce en Bajo Calima, el avance de la palma aceitera, banano plátano de exportación y la minería extensiva en territorios de las comunidades negras del Curvaradó y Jiguamiandó, el desarrollo inconsulto de obras de infraestructura vial en el Cacarica, por parte de transnacionales y algunos gobiernos, afectando las fuentes de agua, fracturando los procesos comunitarios, amenazando la soberanía alimentaria.
Tomamos conciencia, gracias al acierto metodológico que combinó los testimonios directos de las víctimas resistentes con los análisis locales y globales, que estos casos no son aislados, sino que ilustran la voracidad del capitalismo, que en los últimos diez años pretende resolver su crisis financiera, ambiental, energética, ecológica, alimentaria adquiriendo tierras en todo el mundo para la extracción minera y de petróleo, la producción de agrocombustibles, alimentos para animales, el negocio de la conservación, la explotación de bosques y el negocio de la alimentación.
Esta etapa del acaparamiento de tierra desplaza con violencia a los propietarios verdaderos de las tierras, destruye con sus máquinas lugares sagrados de las comunidades, contamina fuentes de agua e intensifica el desarraigo de niñas, niños, jóvenes que se ven presionados a abandonar el campo y acrecentar los cinturones de miseria en la ciudades.
Así mismo, estas inversiones del capital están respaldadas por militares que adelantan políticas de consolidación en los territorios, comprendidas dentro las llamadas Iniciativa Regional Andina, Plan Mérida y ahora la Alianza del Pacífico. Frente a esta presencia militar, apoyada por los Estados Unidos y la Unión Europea, se fortalecen bloques alternativos de integración continental como el Alba, Celac y Unasur, que deben acercarse cada vez más a las organizaciones y movimientos sociales que resisten en nuestros pueblos.
Constatamos también que las comunidades, ante esta arremetida del capitalismo acaparador, han denunciado su situación y movilizado la solidaridad del mundo, constituyendo formas creativas de organizar el territorio para resistir a los desplazadores y preservar la diversidad de vidas en ellos contenidas. Se articulan en agremiaciones con otras organizaciones sociales, salen a la calle a mostrarle a sus ciudadanos el valor de la tierra, la amenaza a la soberanía alimentaria y la destrucción ambiental que provocan los tratados del libre comercio. Así mismo, se movilizan para constituir gobiernos que garanticen la vida, la autodeterminación y la dignidad de los pueblos.
Juzgamos, discernimos, oramos que la espiritualidad de la tierra va mas allá de las religiones específicas y que está a la base de las tradiciones indígenas, afrocolombinas y los más autentico de las tradiciones religiosas. Que todas ven la tierra como una herencia que no puede ser mercantilizada, que pertenece a las divinidades dadoras de la vida, que debe ser consentida como madre que ofrenda vida a sus hijos e hijas y posibilita la reproducción de todas las vidas.
En ella se basa la ley de origen de nuestros pueblos, es Pacha Mama en Quechua, Machs Amititg en Nonam, y Dayira Papa Drua en Embera. Nuestros pueblos originarios viven en la naturaleza, sus ritos nos comunican con lo profundo, la raíz, con la territorialidad que somos: fuego-sol, agua- sangre, viento- aliento, tierra- cuerpo.
En la Biblia es don de Dios, herencia, por eso Nabot no quiso venderla a al Rey Ajab quien, como todos los acaparadores, se vale de la ley que mata y del engaño de los corruptos para apropiársela a fuerza de crimen. En Jesús es lugar del pan, del pescado, del vino, alimentos que el Padre Dios entregó a todas sus hijas e hijos en medio de la tensión por la voracidad de otros reinos expropiadores, como ocurrió en su tiempo con el reino de Roma, al que Jesús opuso el Reino de Dios, aquel orden divino que busca garantizar la comida bendita, repartida y donada para todas en el aquí y en el ahora.
Estas plurales espiritualidades nos mueven, en consecuencia, a avanzar en la recuperación y defensa de la tierra como un derecho común de todos los pueblos. Acción estratégica que con tanta fuerza y convicción adelantan las comunidades presentes en nuestro encuentro, pero que las trasciende en la tarea global de garantizar la sobrevivencia de las hijas e hijos de Dios Padre y Madre. Nos invita a ser valientes, a dejar el miedo y mostrarnos como lo que somos, hijas e hijos suyos, de la Madre Tierra, afirmando nuestra espiritualidad y defendiendo los territorios.
Profetas y profetisas nos han precedido en la defensa de los territorios e interceden por esta causa. Las palabras del Monseñor Leonidas Proaño resuenan en el corazón: “busco en todas partes luchadores por la Paz y por la Vida. Debemos actuar antes de que sea demasiado tarde, antes de que la invasión y la locura de unos hombres conviertan a nuestro planeta tierra en un luna muerta, en un cementerio del espacio”. Junto a él Óscar Romero, Dorothy Day, Luis Espinel, Héctor Gallego, Jorge Gerardy, Yolanda Cerón, Camilo Torres, tantas y tantos que se entregaron hasta el último aliento. Ellas y ellos caminaron antes que nosotros hacia la construcción de una sociedad en la que la verdad, la libertad, la justicia, la solidaridad, la fraternidad, la autodeterminación, la vida y la dignidad de los pueblos sean posibles.
Nos motivamos a la acción, a pasar de los dichos a los hechos, en lo micro, reconociendo el papel de la mujer, recuperando las prácticas agroecológicas, la educación intercultural bilingüe, el reciclaje, la recuperación y siembra de semillas propias como quinua, el morocho, chuchica, muyoco, aoca, la recuperación de la vestimenta indígena, las artesanías, la música originaria, las danzas, los tejidos, las hierbas medicinales, las parteras y médicos tradicionales. Todas y todos debemos buscar tener nuestro “pedacito” de tierra aunque vivamos en ambientes urbanos.
Asumimos la tarea de articulación con otras redes nacionales e internacionales de defensa de los territorios que construyen alternativas a la globalización del mercado, al acaparamiento de tierras. Acordamos motivar la movilización social contra la extranjerización, buscando legislaciones en nuestros países que la impidan en la práctica y para exigir inversión en favor del pequeño productor con acceso, control y uso de la tierra desde la autodeterminación de los pueblos, buscando que se cancelen los tratados de libre comercio donde los hay.
Actuamos desde la convicción de que los territorios son lugar articulador de la exigencia de los derechos a la salud, a la educación, a la vivienda, al trabajo, al medio ambiente sano y un entorno libre de la militarización. Acompañaremos, también, acciones directas no violentas de recuperación material del derecho a la tierra y haremos alianzas con quienes trabajan por la justicia agraria, laboral y ambiental.
Nos unimos a las construcciones del movimiento social boliviano, apoyado por su presidente indígena, en la búsqueda del poder del Estado para los campesinos, indígenas afrodescendientes en el que todas y todos quepamos; en el trabajo por una revolución agraria que garantice la posesión y autodeterminación de nuestros pueblos sobre los territorios como lo dice la Cloc-Vía Campesina.
En este encuentro nos hemos solidarizado con la movilización agraria y popular en Colombia en la que participan indígenas, afrodescendientes y mestizos campesinos y otros movimientos sociales, como también con las aspiraciones de sectores del pueblo ecuatoriano para preservar la reserva forestal del Yasuní.
Proponemos a las y los creyentes de la España indignada por el capitalismo, víctima, también, de la burbuja inmobiliaria y otras expresiones de la crisis del capital, que celebremos nuestro 4o Encuentro Fe y Política en su resistente país, como un paso más del trabajo en redes para la articulación de las resistencias de los pueblos victimizados por el modelo.
Suscribimos en Quito, en la Universidad Andina Simón Bolívar, a los 31 días del mes de agosto de 2013
Acción Ecológica -Ecuador-; Asociación Cristiana Liberación Imbabura – Ecuador-; Asociación de Llamingueros INTIÑAN de Chimborazo -Ecuador-; Asociación Sembradores de Paz Inzá Cauca -Colombia-; Asociación de Familias de los Consejos Comunitarios de Curvaradó, Jiguamiandó, Pedeguita y Mansilla y Santa Rosa de El Limón -Colombia-; Comisión Ecuménica de Derechos Humanos del Ecuador -CEDHU-; Centro Evangelio y Liberación -España-; Centro de Auto Liberación Luna Sol – Ecuador-; Centro de Formación de Misioneras Indígenas de Ecuador -Ecuador-; Centro Kichwa Puka Rumi – Arajuno – Ecuador; Comisión Intereclesial “Justicia y Paz” – Colombia-; Comunidades Eclesiales de Base de Quinindé – Ecuador-; Comunidades Eclesiales de Base de Ecuador -Ecuador-; Comunidades Eclesiales de Base – Bolivia-; Comunidades Eclesiales de Base de Bogotá -Colombia-; Comunidades Eclesiales de Base de Medellín -Colombia-; Comunidad de Vida y Trabajo La Balsita de Dabeiba -Colombia-; Comunidades de Autodeterminación, Vida, Dignidad del Cacarica, Cavida -Colombia-; Comunidad Santo Tomás Madrid -España-; Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos Tupac Katari, Rodolfo Machaca- Bolivia-; Confederación Pueblos Kichwa Ecuarani -Ecuador-; Consejo Comunitario del Río Naya -Colombia-; Contexto -Bolivia-; Coordinación Popular de Derechos Humanos de Panamá, Copodehupa, -Panamá-; Corporación Centro Loja de Promoción y Apoyo a la Mujer Escuela de Formación Permanente Taita Proaño -Ecuador-; Estudiantes Indígenas de Yuracruz Imbabura -Ecuador-; Fraternidad Carlos de Foucauld Fundación Pueblo Indio de Ecuador -Ecuador-; Fraternidad Carlos de Foucauld -Ecuador-; Guadalupanos -Ecuador-; Grupo de Mujeres de Tierra Nueva de Imbabura -Ecuador-; Grupo Óscar Arnulfo Romero de Cuba -Cuba-; Jambi Huasi -Ecuador-; José Arregi, Teólogo -País Vasco-; Misioneros Claretianos -Ecuador-; Misioneros por la vida de Colombia -Colombia-; Movimiento de laicos y laicas de Colombia -Colombia-; Movimiento Mons. Proaño de Loja – Ecuador-; Organización de Mujeres Juana Azurduy de Padilla -Bolivia-; Organización “Guamán Poma” Cotopaxi – Ecuador-; Parroquia San Pedro y San Pablo Limones, Esmeraldas – Ecuador-; Parroquia Calderón, Quito – Ecuador-; Pastoral Penitenciaria Tulcán -Ecuador-; Red Ecuménica del Agua – Consejo Mundial de Iglesias-; Resguardo Humanitario Nonam Alto Guayacán Bajo Calima -Colombia-; Resguardo Humanitario Servicio Internacional Cristiano de Solidaridad Óscar Romero Unión de Organizaciones Campesinas Independientes de Ecuador -UECIPE- Ecuador; Universidad Politécnica Salesiana Quito -Ecuador-; Universidad Laica Eloy Alfaro -Ecuador-; Vicariato Apostólico de Esmeraldas -Ecuador-; Zona de Reserva Campesina de la Perla Amazónica Putumayo -Colombia-.