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Éxodo 101 (nov.-dic’09)
– Autor: Pepe García Botía –
El miércoles 25 de noviembre, en las letras más grandes de la portada, el diario Público expresaba: “Crímenes de guerra en Congo financiados con dinero español”. Al día siguiente la portada exhibía el titular: “La Iglesia financia a la guerrilla hutu”. El diario hacía alarde de un “informe confidencial” que había obtenido de un Grupo de Expertos de la ONU encargado de investigar los medios de financiación de la guerrilla FDLR que está realizando masacres en la R.D. del Congo. Y alguien habría transmitido a este Grupo de Expertos las acusaciones y pruebas contra la Fundación S’Olivar, de Mallorca y presidida por Juan Carrero; y contra Inshuti, de Manresa y presidida por Joan Casòliva.
Pertenezco a Umoya-Comités de Solidaridad con África Negra. Desde hace unos 18 años esta región africana es prioritaria en nuestro trabajo y contamos con una extensa red de informadores locales e internacionales. Son numerosos y de muy variada índole los testimonios que hemos recogido de protagonistas directos de lo que ha sucedido y sucede en esta zona. Nos interesa especialmente conocer la verdad que cuentan las víctimas –el pueblo que sufre–, que en más ocasiones de las que pensamos no coinciden con las verdades que cuentan los agresores, los poderosos o los medios de comunicación. Expondré un par de ejemplos de estas verdades que contradicen las informaciones “oficiales”. Se refieren a diciembre del año pasado. Luego habrá que ver si hay alguna forma para saber quién dice la verdad y quién miente (o por el contrario quedarnos turbados por no poder discernir la verdad de la mentira). Informadores de las víctimas nos decían en distintas conversaciones en relación al conflicto en el este del Congo:
_ Que los cascos azules de la ONU (la MONUC) en vez de defender a la población de los ataques del CNDP (el año pasado el problema era el grupo armado CNDP), lo que hacían era suministrar armamento y alimentos al CNDP. También que el general Nkunda (del CNDP) está usando los helicópteros de la MONUC en sus desplazamientos. _ Que habían visto a cascos azules intercambiando armamento con el CNDP a cambio de minerales –coltán, casiterita– que luego transportaban en los helicópteros de la MONUC hacia Ruanda.
Es decir que la MONUC estaba ayudando a los agresores en vez de combatirlos. ¿Quién decía la verdad y quién mentía? ¿Esos congoleños mentían? ¿La ONU mentía en sus informes? ¿Cómo saberlo?
El año pasado en diciembre el CNDP producía masacres de población congoleña en Kivu Norte. Esto es un hecho verificable. Los cascos azules de la MONUC debían ayudar al ejército congoleño a defender a la población civil ante las masacres y otras atrocidades que cometía el CNDP. Hay un hecho que puede servirnos para discernir: en Goma –capital de Kivu Norte– se producían importantes manifestaciones en donde la población congoleña gritaba ¡exigiendo que los cascos azules abandonaran el Congo! Si los cascos azules estaban para defender a la población ante las masacres del CNDP ¿qué pedía la población? ¿Quedarse indefensa?
No. Según nuestros informadores lo que pasaba era que siempre que el ejército congoleño estaba en vías de vencer al CNDP, entonces intervenía la MONUC interponiéndose para que cesara la lucha y evitar su victoria. Pero cuando vencía el CNDP al ejército congoleño la MONUC nunca aparecía. ¡La población exigía que se fueran los cascos azules porque mientras estuvieran allí, el ejército congoleño no podría vencer al CNDP! Por desgracia esta información de las manifestaciones de los congoleños contra la MONUC ha llegado a pocos sitios porque los medios de comunicación sociales occidentales no la recibieron o no la transmitieron (aunque la prensa congoleña sí refleja estos hechos, pero claro ¿quién lee la prensa congoleña?).
Volvamos ahora a los anteriores titulares. De nuevo dos verdades enfrentadas: los que acusan de que los fondos que reciben estas organizaciones españolas los destinan a financiar a la guerrilla FDLR; y ellos que dicen que las acusaciones son absurdas y tan falsas como las pruebas. ¿A quién creer? Usemos un poco de sentido común. ¿Cuántos soldados forman el FDLR? ¿5.000, 7.000, 9.000…? ¿Cuánto dinero se necesita para mantener un ejército así? ¿De dónde podrían sacar tales sumas de dinero estas ONG y cómo las enviarían o usarían sin dejar rastro? ¿Cómo habrían logrado engañar durante años a las instituciones donantes si todos los años han de presentar los justificantes de todos los gastos y las cuentas han de cuadrar?
Hay una contradicción muy grande en este caso. Por una parte están los acusadores, quienes dicen tener pruebas. Y por otra los distintos organismos oficiales de Baleares y Manresa que habiéndoles dado subvenciones y recibido la correspondiente justificación de las mismas, y viendo que las cuentas cuadran con las actividades realizadas, no encuentran motivo de desvío de fondos y apoyan con fuerza a la Fundación S’Olivar e Inshuti respectivamente, pues tienen constancia y pruebas suficientemente contundentes de que el dinero se empleó para las actividades solicitadas y no para otros fines.
¿Qué ganarían estas ONG si esta trama fuera cierta? Hay un hecho constatable: todas han realizado las tareas para las que pidieron las subvenciones, luego poco o nada les quedaría de ese dinero para desviarlo al FDLR… una guerrilla de miles de guerrilleros escondida y dispersa en la selva del Congo. ¿Y qué interés tendrían estas ONG en financiar a un grupo que está realizando masacres de población civil congoleña?
¿Qué ganarían los acusadores si sus acusaciones fueran admitidas por la ONU aunque fueran falsas? Principalmente poner fuertes trabas a las acciones de Juan Carrero, promotor de una querella ante la Audiencia Nacional española cuya consecuencia ha sido que el juez D. Fernando Andreu Merelles haya emitido órdenes de búsqueda y captura contra 40 altos cargos de la cúpula militar de Ruanda, imputándoles los crímenes de genocidio y contra la humanidad entre otros. Esa cúpula que además ha promovido la invasión del Congo, produciendo 5 millones de muertos con el objetivo de saquear las inmensas riquezas mineras congoleñas. ¿Podría ser que esos acusadores sean en realidad agentes del poder ruandés que podrían haber dicho incluso que eran miembros del FDLR y que como tales afirmaban que estas ONG eran su fuente de financiación? Umoya, que seguimos los acontecimientos de esta región desde hace tantos años, sólo vemos como probable esta última posibilidad, pues hemos constatado en innumerables ocasiones que el actual poder ruandés suele usar la mentira, el chantaje y la amenaza (y el hacerse la víctima en momentos en donde su papel ha sido realmente el de agresor), como sus principales medidas de actuación de cara al exterior. Conocemos también a Juan Carrero y no nos cabe duda de su gran humanidad.
Desde 1994 el Consejo de Seguridad de la ONU ha tomado siempre medidas que según nuestro análisis han favorecido siempre a Kagame –actualmente en el poder en Ruanda– y perjudicado al pueblo congoleño y ruandés –las víctimas–. ¿A favor de quién se pondrá en este caso? Nuestros informadores nos dicen que el FDLR se financia con el saqueo de minas congoleñas de coltán y casiterita. Minerales que vende a ¡Kagame!, su supuesto enemigo.