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FORO SOCIAL MUNDIAL (enero, 2008)

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Éxodo 97 (ener.-febr.’09)
– Autor: Luigi de Paoli –
 
Como siempre, es difícil referir en pocas líneas un evento como el FORO SOCIAL MUNDIAL (FSM) que este año se ha desarrollado en los últimos cuatro días de enero en Belem, capital del estado del Pará (Brasil), situada a orillas del río homónimo, y puerta de ingreso para la Amazonía a través del Río del Amazonas.

Entrar en el FSM, especialmente después de los que se han tenido en Mumbai (India, 2005) y en Nairobi (Kenia, 2007), significa sumergirse en el imaginario colectivo, hecho de atavíos y símbolos exóticos, así como de lenguas no sólo occidentales, sino también indígenas. Enteros pabellones están dedicados al artesanado más diverso, a editoriales y librerías, y a centenares de asociaciones interesadas en las más diversas temáticas del Foro. Muchos puestos de restauración garantizan la alimentación y la hidratación (90% de humedad y temperaturas en torno a los 30 grados). Abundan los grupos musicales, los documentales, las muestras fotográficas, las lecturas de poesías…

Para pagar la inscripción (10 euros para los países “industrializados”) y recibir la tradicional bolsa en bandolera hay una fila de 90.000 personas. Provienen de 142 naciones, y entre ellos hay 1.900 indígenas y 1.400 quilombolas (descendientes de esclavos). Han llegado con autobús y con las barcas a lo largo de ríos, después de días de viaje. También los periodistas (4.500) deben cumplir las formalidades, así como las 4.000 organizaciones, en mayoría latinoamericanas. Miles de jóvenes acampan bajo las tiendas en un gran parque. 2.000 voluntarios tratan de darnos una mano para hallarnos en el área destinada al FORO, que es la universidad de Belém.

Los 90.000 inscritos, como primer acto, deben familiarizarse con un voluminoso opúsculo sobre el cual son reseñados los centenares de seminarios y tablas redondas, con la descripción detallada de la sede y de los relatores. En general la jornada se distribuye en tres horarios: 8,30- 11,30; 12-15; 15,30-18. Los seminarios y los encuentros se distribuyen sobre un arco de diez temáticas: el dominio del capital y de las multinacionales; la preservación del planeta y de los recursos; la descolonización del conocimiento (diplomas); la igualdad de género y discriminación de casta; el acceso a los derechos sociales (soberanía alimenticia, educación y trabajo digno); la construcción de un nuevo orden mundial y autodeterminación de los pueblos; democracia económica y solidaria; la defensa del ecosistema Amazonía y los derechos de los pueblos indígenas.

Muchos locales puestos a disposición por la Universidad del Pará se revelan insuficientes para acoger a los participantes. Muchas rebosantes “Tiendas temáticas” dedicadas a las religiones afroasiáticas, al diálogo ecuménico, al cambio climático, a los pueblos no reconocidos como nación. Las asociaciones que se ocupan de la infancia han dado vida a los debates sobre el dramático problema de los niños, víctimas de la violencia urbana, de la explotación del trabajo, del abandono por parte de los padres y de la deficiencia de servicios públicos de salud y de educación, factores que están produciendo una elevada tasa de homicidios en edad adolescente en toda América. La benemérita Fundación Paulo Freire ha mantenido viva la atención de la educación como medio para promover la responsabilidad personal y una verdadera conciencia política.

Las organizaciones sindicales han estado muy activas en la discusión de las causas de la desocupación y de la actual organización del trabajo, que requieren una urgente coordinación por parte de las formaciones sindicales, también en consideración de los nuevos modelos de desarrollo que la crisis energética impone.

Antes o durante el FORO SOCIAL se ha tenido el Foro de la Teología y Liberación (sobre la cual os detallaré en otro e-mail), el Foro de la Educación, el Forum de la Comunicación, el Foro Mundial de los Jueces, el Foro Mundial de las Autoridades locales.

La Comisión Pastoral de la Tierra, sector crítico del Episcopado brasileño, junto a la Caritas, a varias Iglesias protestantes y a la Fundación Doroty (la hermana norteamericana matada en Brasil por su empeño por los senza terra) han puesto el problema candente de la reforma agraria, sobre el cual han caído varios mártires, uno de los cuales es Chico Mendes, que ha recibido un conmovido homenaje por parte de muchos participantes.

Numerosos han sido los seminarios sobre la Amazonía y sobre los conflictos que se registran entre los gobiernos (a menudo corruptos) y los movimientos que reivindican el derecho a defender el ecosistema de la penetración de las multinacionales, hoy incluso chinos, que obtienen concesiones escandalosamente ventajosas para la explotación minera (oro, aluminio, cobre, uranio, etcétera) sin ninguna consideración por los efectos contaminantes sobre las personas y sobre el territorio. El hecho nuevo en América Latina es la impresionante determinación que muestran los varios sectores de la sociedad y de las comunidades indígenas, marchando incluso durante días, en consolidar redes de auto protección y en movilizar presiones sobre los gobiernos. Hoy no se cuentan más las federaciones internacionales que giran en torno al FORO SOCIAL, desde la defensa del agua a la de los fármacos a bajo costo.

El FORO de Belém ha tenido un indudable protagonista: los pueblos indígenas de América Latina, que con 44 millones de personas y 22 macro etnias, representan el 10% del continente hispano-brasileño. Ellos nos han recordado la trágica fecha del 1492, cuando se inició el saqueo global y se inventó la teoría de las razas para justificar el etnocIdio, la trata de esclavos y la persecución operada por los Estados republicanos, después de la independencia de las monarquías europeas (inicios del siglo XIX). Los representantes de los pueblos indígenas han difundido una nota, “Lucha global por la Madre Tierra contra la mercantilización de la vida”, que contiene muchas de las temáticas discutidas en el FORO SOCIAL. Voy a extraer una síntesis telegráfica, sobre la cual me comprometo a volver con algunas consideraciones en otro momento.

Nosotros, pueblos indígenas originarios, practicamos y proponemos: la unidad entre Madre Tierra, sociedad y cultura. Educar la madre tierra y dejarse educar por ella. Educación al agua como derecho humano fundamental y no su propia mercantilización. Descolonizar el poder con el “Comandar obedeciendo”, autogobierno comunitario, Estados plurinacionales, autodeterminación de los pueblos, unidad en la diversidad como otras formas de autoridad colectiva. Unidad, dualidad, equidad y complementariedad de género. Espiritualidad de lo cotidiano y de lo diverso. Liberación de toda dominación o discriminación racista/ etnicista/sexista. Descolonización de las ciencias y tecnologías. Expansión de la reciprocidad en la distribución del trabajo, de productos, de servicios. De todo esto producir una nueva ética social alternativa a la del mercado y del provecho colonial/capitalista.

Pertenecemos a la Madre Tierra, no somos dueños, saqueadores ni vendedores de ella y hoy llegamos a una encrucijada: el capitalismo imperialista ha demostrado ser no sólo peligroso para la dominación, explotación, violencia estructural sino también porque mata a la Madre Tierra y nos lleva al suicidio planetario que no es ni “útil” ni “necesario”.

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