Escrito por
números 78-79 (marzo-junio ’05)
– Autor: Ulrich Duchrow –
Ulrich Duchrow, historiador y filósofo alemán, autor de varios libros desde la preocupación por la justicia en la economía, ha sido profesor en la universidad de Heildelberg. Estrechamente vinculado al FSM, participando en varios seminarios, también tuvo esta ponencia en el FMTL.
Tesis primera. A primera vista, las dificultades y oportunidades que presenta el mundo de hoy para la teología parecen suficientemente claras. Las dificultades son presentadas por un sistema de poder extremamente asimétrico: económicamente (mercado total), ideológicamente (atrincherado en los corazones y en las mentes del pueblo así como en las instituciones ideológicas) y políticamente (el imperio). En este contexto, la teología se enfrenta a unos problemas similares a aquellos que enfrentaban los grupos de fe judeo-cristianos durante los imperios helenístico y romano frente a los poderes (cfr. W.Wink, 1984 y U. Duchrow,1987). Las oportunidades están principalmente vinculadas al nacimiento de un movimiento social mundial. Sin embargo, cuáles son las condiciones requeridas para que se pueda llevar a cabo alternativas con éxito?
Mientras los movimientos obreros fueron fuertes y la competición con el socialismo real en sus diversas formas suficientemente desafiante (a pesar de las deficiencias posteriores) el capitalismo en sus formas nacionales tuvo que aceptar algunas obligaciones sociales. Era el tiempo después de la gran recesión en 1929 hasta los 1970. En unión con la globalización del capital industrial y financiero, la introducción de las dictaduras en el Sur que abrieron los mercados al capital transnacional, y la creciente hegemonía de la ideología neoliberal, la economía fue despojada cada vez más de esas obligaciones y comenzó a buscar sólo el máximo de beneficios. Al mismo tiempo, el Estado fue despojado de sus funciones de bienestar social y dejado con las funciones de seguridad para los propietarios de los capitales. Después de la caída del socialismo real en los noventa, el capitalismo en unión con el aun mayor imperialismo abierto de Estados Unidos y sus aliados suplantó sus métodos normales de explotación por métodos de expropiación directa (cfr.Chr. Zeller, 2002). Este desarrollo -que resulta ser una concentración extrema de poder y riqueza para una minoría, de una parte, y de exclusión y empobrecimiento de la mayoría del mundo y de destrucción de la naturaleza, por otra- ha sido analizado y descrito por numerosos especialistas.