Éxodo 111 (nov.-dic.) 2011
– Autor: Varios Autores –
“Hacia una civilización de la pobreza compartida” es la propuesta radical que recoge el Foro Ignacio Ellacuría del teólogo asesinado y que escogemos para abrir este número. Porque, tal como se pregunta en el artículo: “¿qué nos ha hecho creer que el consumo sin límites es el camino más seguro hacia la felicidad?”.
Con este número sobre el consumo responsable, el mercado social y el decrecimiento elegido la revista ÉXODO afronta un hecho decisivo de nuestro tiempo, cuando no sólo estamos poniendo en cuestión la capacidad de sustentación del planeta sino que se asigna como valor del consumo tanto la pertenencia de los individuos al mundo de las marcas como la nueva identidad de los sujetos sociales. Hablar de consumo hoy no es decir sólo comprar productos, es referir un “hecho social global” que abarca las prácticas sociales, las identificaciones y ensoñaciones. Porque la vivencia del consumo en el siglo XXI, a diferencia del consumo anterior, supone una vivencia que transforma radicalmente al consumidor, dado que le sitúa en el mundo a través de historias preelaboradas y vinculadas por la publicidad al universo del éxito social; le permite al consumidor narrarse a sí mismo con nuevos sentidos, que toman el relevo de los viejos grandes relatos de las culturas y religiones. Esta nueva narración condensa al mismo tiempo una arquitectura teatral y comercial en la que se difumina la frontera entre el ocio y la compra.
Los grandes centros comerciales, como catedrales modernas, se convierten en centro de diversión, de convivencia en el espacio comercial en el que quedan olvidados los conflictos y desigualdades que recuerden al mundo real; se construye una zona pacificada desde arriba. El “universo Disney”, tal como se ha designado a este proyecto de consumo, reduce el mundo al tamaño de un juguete fabuloso al que despoja del carácter turbador de las preguntas por el sentido de la vida; impone el consumo como distracción, como si no se consumiera, por lo que hace difícil ganar distancia frente a él. En el nuevo estilo de vida total la publicidad dota a los objetos de alma, al tiempo que reduce la vida social a mercancía.
Lo que oculta el consumo es una pregunta que se formulan los colaboradores en estas páginas, dirigiendo la mirada a las desigualdades, a los límites del progreso infundadamente ilimitado. Las propuestas se posicionan en las resistencias al poder ilimitado del mercado capitalista de convertir en mercancía todo lo que toca; y apuestan por el decrecimiento elegido socialmente. No se trata de una mera apelación a la ética del individuo o de la sociedad sin tocar la lógica del propio sistema del capital entronizado como dios en la religión del mercado.
Y mientras tanto nos hacen una llamada a romper la ecuación autoestima-éxito-consumo. Adela Cortina nos introduce al “Pacto global sobre el consumo”, poniéndolo al servicio del proyecto de la vida llena, compartida y con sentido. Por su parte, J. A. Zamora desvela la “cultura del simulacro” del consumo y llama a resistir la penetración de la “forma mercancía” en todos los ámbitos de la vida. Carlos Ballesteros llama a recuperar la soberanía alimentaria, productora, financiera y energética con la apuesta por el decrecimiento. Pero también “otro consumo y otro mercado son posibles”, tal como expone Susana Ortega, creando estructuras de propiedad colectiva y gestión democrática con criterios éticos y solidarios. ¿Existe algo así?, es la pregunta que nos hacemos muchos. Y ¿existe algo así de novedoso en España? Desde la revista ÉXODO agradecemos a los colaboradores sus audaces reflexiones e invitamos a los lectores a sumergirse en ellas para encontrar motivos de respuesta a dichas preocupaciones.