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IX-3 (En el Vaticano II) queda superada una forma estrecha de teologizar que pudiera definirse… como teología de encíclicas… Significa una forma de teología en que la tradición parecía lentamente estrecharse a las últimas manifestaciones del magisterio papal…. El concilio…manifestó e impuso también su voluntad de cultivar de nuevo la teología desde la totalidad de las fuentes, de no mirar estas fuentes únicamente en el espejo de la interpretación oficial de los últimos cien años, sino de leerlas y entenderlas en sí mismas; manifestó su voluntad no sólo de escuchar la tradición dentro de la iglesia católica, sino de pensar y recoger críticamente el desarrollo teológico en las restantes iglesias y confesiones cristianas, dio finalmente el mandato de escuchar los interrogantes del hombre de hoy como tales, y partiendo de ellos, repensar la teología y, por encima de todo esto, escuchar la realidad, «la cosa misma» y aceptar sus lecciones (p.318-19)