Escrito por
Éxodo 153
– Autor: Evaristo Villar, Juanjo Sánchez, José Ramón González –
Adolfo Pérez Esquivel, premio Nobel de la Paz 1980, ha sido y sigue siendo uno de los mayores defensores de los Derechos Humanos en el mundo actual y un referente por el diálogo y la paz. Este argentino, de origen español, ha recorrido el mundo entero denunciando los destrozos humanos causados por las dictaduras, singularmente la argentina, por la que él mismo fue represaliado y torturado. Pérez Esquivel es actualmente presidente honorario del Servicio Paz y Justicia de América Latina, y de la Liga Internacional por los Derechos y la Liberación de los Pueblos, con sede en Milán.
Hola, Adolfo. En este tema que estamos elaborando en Éxodo sobre “La religión y el poder en América Latina, nos gustaría conocer tu autorizada opinión sobre el papel que la religión ha jugado en los procesos de autodeterminación de los países latinoamericanos.
La religión siempre jugó un rol determinante en la vida de los pueblos. Desde la época de la emancipación de nuestros pueblos, algunos religiosos asumieron un rol fundamental en consolidar las luchas sociales.
Tendríamos que señalar a muchos religiosos y religiosas que asumieron su compromiso junto a sus pueblos: Mons. Oscar Romero, los religiosos/as mártires, como los jesuitas en El Salvador y las misioneras.
Quienes participaron en la Revolución Sandinista: Ernesto Cardenal, Fernando Cardenal, Miguel D’Escoto, Núñez, entre otros. La lucha por los DDHH y de los Pueblos.
En Brasil, Dom Helder Cámara, Antonio Fragoso, el Cardenal Pablo Evaristo Arns; la Vicaría de la Solidaridad con el Cardenal Silva Enríquez en Chile; D. Samuel Ruiz, en Chiapas, México; en Ecuador, Leonidas Proaño, en Riobamba; las Hermanas Francesas en Argentina: Alice Doumon y Leonie Duquet, asesinadas por la dictadura militar y desaparecidas; en Centro América hay muchos testimonios de compromiso con el pueblo. El caminar de la Iglesia tiene muchas luces y sombras. En ese caminar hay participación ecuménica de iglesias evangélicas, judías y el islam que sumaron fuerzas en defensa de los pueblos. He señalado algunos nombres conocidos.
Es un largo martirio de cristianos y no cristianos comprometidos que dieron sus vidas por sus pueblos para dar vida. No puedo dejar de señalar en Riobamba, Ecuador, en la Diócesis que presidía Mons. Leonidas Proaño, los hechos acaecidos en agosto del año 1976, durante las dictaduras militares en el continente y la imposición de la Doctrina de Seguridad Nacional. Se realizó entonces el Encuentro fraternal de obispos latinoamericanos e invitados de los EEUU, donde nos encontrábamos recordando a mártires como Monseñor Enrique Angelelli, asesinado por la dictadura militar argentina, y varios sacerdotes de la diócesis de la Rioja. Pues bien, el día 12 de agosto un batallón invadió la Casa de la Santa Cruz y llevaron presos a los presentes, entre ellos a 17 obispos latinoamericanos y cuatro de los EEUU, religiosos/as acusados de subversivos por la dictadura ecuatoriana. Este hecho pone en evidencia la persecución a los sectores progresistas de la iglesia. Yo fui parte de esa situación, por encontrarme en el encuentro como asesor, junto con mi familia en el exilio.
Y en el momento actual, ¿se pueden destacar situaciones y lugares donde la vinculación entre las confesiones religiosas y el poder político están yendo de la mano en América Latina?
En nuestro tiempo tenemos muchos referentes en las iglesias a nivel latinoamericano. No podemos hablar de todos, sería generalizar, hubo y hay sectores de las iglesias que están con el poder dominador y cómplices con las dictaduras y que buscan sus privilegios.
¿Encuentras actualmente alguna conexión entre el fundamentalismo religioso y el fundamentalismo económico-político?
El fundamentalismo religioso no es casual o simplemente ideológico. Hoy la iglesia electrónica interviene activamente en varios países. Ronald Reagan, durante su presidencia en EEUU, formó el Instituto de Religión y Democracia. Su objetivo fue penetrar, con una religiosidad alienante e individualista, en todo el continente Latinoamericano para contrarrestar los movimientos sociales y la intervención de los religiosos junto a los más pobres a través de la Teología de la Liberación, que el imperio considera una amenaza para sus intereses. Hay sectores de las iglesias que están con el poder dominador y cómplices con las dictaduras y que buscan sus privilegios.
El uso de la religión lo vemos en las iglesias electrónicas en la actualidad con el apoyo a Jair Bolsonaro, en Brasil, y la lawfare, que llevó a la cárcel a Lula y a destituir a la presidenta Dilma Rouseff. Son montajes de golpes de Estado, antes lo hicieron en Perú apoyando a Fujimori. Y sigue la lista de intervenciones en diversos países del continente, como en Honduras y Paraguay.
La crisis ecológica está sacudiendo con fuerza la geografía y la conciencia occidental y cada día es mayor el interés que despierta la experiencia de vinculación con la tierra que han mantenido los países originarios. ¿Cuáles pueden ser, a tu juicio, las aportaciones y las limitaciones que las poblaciones indígenas pueden ofrecer a la solución de este problema global?
Francisco, en la Encíclica Laudato Si, llama a la conciencia de la humanidad a cuidar la Casa Común, hoy amenazada por la explotación de quienes privilegian el capital financiero a la vida de los seres humanos. Es un llamado a recuperar el equilibrio entre las necesidades de nuestra civilización y el respeto a la Madre Tierra. La convocatoria para tratar la grave situación que vive la Amazonía, por la fuerte devastación y destrucción de la biodiversidad, apela a la conciencia colectiva sobre los riesgos que representa su destrucción para el planeta. Y es, a la vez, un llamado a preservar la vida de los pueblos originarios junto con los bienes y recursos de la Amazonía.
¿Qué papel ha jugado, a tu juicio, la Teología de la Liberación en las transformaciones sociopolíticas y culturales de América Latina en las últimas décadas? ¿Se pierde algo en América Latina si la Teología de la Liberación desaparece en el futuro?
La Teología de la Liberación fue fuertemente atacada, incluso desde el Vaticano con las amonestaciones de Juan Pablo II y el entonces Cardenal Ratzinger contra los teólogos.
Hay que entender que los teólogos interpretan a la luz del Evangelio el caminar del Pueblo de Dios que busca nuevos horizontes de vida y su liberación de la dominación de las injusticias. Tiene una fuerte presencia social, cultural y política.
Las Comunidades Eclesiales de Base son el fermento en la masa y el primer momento de esta teología. La teología de la liberación busca fortalecer los lazos de hermandad, solidaridad y fe entre los pueblos. Si la teología de la liberación desapareciera, la sociedad perdería un gran medio de cohesión porque su discurso va más allá de las estructuras eclesiásticas.
En Medellín (1968) los obispos latinoamericanos pusieron en el candelero un “continente empobrecido”… Actualmente acaban de celebrar en Roma (precisamente en Roma) el Sínodo Amazónico. ¿Qué juicio te merece este último encuentro y qué repercusión se puede esperar razonablemente de él de cara al futuro?
En Medellín 1968 los Obispos latinoamericanos asumieron el compromiso de compartir la vida con los pobres, con los más excluidos. Hay grandes referentes teológicos y una de las figuras que surge con voz profética es la de Dom Helder Cámara, arzobispo de Olinda y Recife en Brasil. Es necesario tener presente que al finalizar el Vaticano II, a instancias de Dom Helder Cámara, varios obispos se reunieron en la Catacumba de Domitila a orar y pensar los caminos y desafíos del mundo actual. Es allí es donde surge, como una señal profética, el “Pacto de las Catacumbas” o el caminar de la iglesia latinoamericana en la opción preferencial por los pobres, en asumir y compartir los mismos caminos, viviendo fraternalmente el Evangelio y compartiendo el pan y la libertad.
Medellín fue un gran aporte a la renovación y compromiso de la Iglesia en Latinoamérica. Le siguieron Puebla y Aparecida, que dieron nuevos impulsos y energías al caminar de la Iglesia Pueblo de Dios.
Actualmente, el Papa Francisco asume en el Sínodo Amazónico el desafío de abrir las puertas y ventanas del Vaticano y de toda la iglesia en el mundo para que entre la luz y sacudir el polvo de siglos, como lo hiciera Juan XXIII.
En este encuentro, celebrado en el Vaticano, los sinodales trataron de profundizar y asumir el desafío de la responsabilidad de la iglesia con los “descartables” del sistema: los campesinos, las comunidades indígenas, la fauna y la necesidad de respetar la Madre Tierra, el agua y encontrar alternativas para preservar la Amazonía, corazón del aire en el planeta.
¿Qué te parece, es por miedo o por táctica política ese silencio o aplazamiento de la reforma estructural de la Iglesia que se advierte en la Exhortación Apostólica Querida Amazonia del papa Francisco?
En el Sínodo Amazónico se plantearon temas que son tabú dentro de la iglesia y que tuvieron fuerte oposición: el celibato, la necesidad de los curas casados, un problema siempre pendiente. Muchos olvidaron que Jesús al elegir a sus discípulos no los eligió célibes, algunos tenían sus familias, entre ellos Pedro. Es una asignatura pendiente que en el encuentro salió a la luz.
Hay miedos, complicidades, pequeñeces dentro de la Iglesia que se oponen a las reformas que busca llevar adelante el Papa Francisco: la lucha contra la pedofilia oculta por complicidades, la situación financiera de la Iglesia, la evangelización de una iglesia misionera y pobre que camina con el pueblo.
Se dio un primer paso en plantear desde dónde la iglesia asume el desafío frente a los cambios en el mundo y la evangelización.
Cuando el entusiasmo levantado en la izquierda europea por los “países emergentes” se ha apagado, ¿qué es lo que está ocurriendo políticamente en estos días en América Latina?, ¿se puede explicar todo por la presencia hegemónica del Imperio?
No hay sociedades estáticas, toda sociedad tiene su dinámica de acuerdo a su diversidad y realidades. Después de algunos avances durante gobiernos democráticas y saliendo de la noche oscura de las dictaduras militares que provocaron miles de muertos, desaparecidos, torturados, los pueblos resurgieron y buscaron caminos hacia su liberación. Ese amanecer tuvo gran significado y esperanza: la Revolución Cubana con su gesta libertadora, los movimientos sociales y la Revolución Sandinista.
Surgieron movimientos sociales no-violentos que buscaron la resistencia social, cultural y política en el continente, como el MST –el Movimiento de los Sin Tierra–, en Brasil, con propuestas de desarrollo, educación, recuperación de tierras para quienes la trabajan. La lucha de los organismos por los Derechos Humanos en Argentina; Chile con la Vicaría de la Solidaridad; en Chiapas con los pueblos originarios y el apoyo del obispo de San Cristóbal de las Casas, Mons. Samuel Ruíz; en Ecuador en el Chimborazo junto a los indígenas, Mons. Leonidas Proaño. En El Salvador con Mons. Oscar Romero. En Haití, el movimiento de mujeres en defensa de los DDHH. Guatemala con el movimiento de mujeres de Conavigua… entre muchos otros movimientos y organizaciones sociales de resistencia en todo el continente.
Surgieron líderes como Fidel Castro, Hugo Chávez, el Che, Sandino, José Martí, etc. Más recientemente Lula, Evo, Pepe Mujica, quienes forjaron nuevos caminos por la liberación de sus pueblos. Estos líderes sembraron la semilla de la resistencia y la esperanza en que otro mundo es posible… La Paz no se regala, se construye.
Desaparecidos los grandes mitos latinoamericanos (el Ché, Fidel, Mariátegui, etc.), ¿dónde encontrar actualmente el nuevo rostro del socialismo latinoamericano?, ¿por dónde van ahora los movimientos de transformación del continente?
En el momento actual los movimientos sociales no buscan un liderazgo, surgen muchas veces espontáneamente y por necesidad de ser protagonistas y constructores de sus propias vidas y forjadores de su historia. Los movimientos sociales buscan generar relaciones más horizontales entre los obreros, estudiantes, campesinos. Otro de los movimientos emergentes con mucha potencialidad y cambios es el de los pueblos indígenas que van recuperando su identidad, su pertenencia, valores y la palabra, sus idiomas y potenciando el reconocimiento territorial y cultural.
Debemos tener presente que uno de los grandes movimientos mundiales es el Movimiento de mujeres, semejante a los ríos subterráneos que surgen a la superficie y desbordan con fuerza buscando su participación y reclamos de valores y reconocimiento de su identidad, son los caminos de liberación no-violentos.
En los estudios más recientes de filosofía de la liberación se incide especialmente en el desafío de la descolonización y la reivindicación indígena… ¿Se puede hablar aquí de un cierto giro novedoso en el movimiento de liberación, incluso en paralelo con lo que se mueve en África?
“Caminante no hay camino, se hace camino al andar…”, los versos de Machado marcan el caminar de los pueblos, surge la fuerza de sus entrañas mas allá de la reflexión filosófica. El Obispo Mártir riojano de Argentina Enrique Angelelli decía que: “debemos poner un oído en el pueblo y otro en el Evangelio para saber por dónde ir”. Los caminos de liberación son diversos y los pueblos luchan por dónde más les duele, el hambre, la pobreza, la explotación, los derechos humanos como derecho de los pueblos y la soberanía, la lucha contra el colonialismo territorial pero también contra el colonialismo económico impuesto por los países dominantes que someten a los pueblos y los explotan. La situación que pasan en otros pueblos y continentes como África, Asia, América Latina, la dominación cambia de nombre pero en todos lados tiene el mismo rostro. La Deuda Externa que es una deuda eterna que empobrece la vida de los pueblos. Las políticas de ajuste y capitalización impuestas por el mundo financiero internacional a través del FMI y el BM. Son los mecanismos colonialistas de nuestra época. La rebelión de los pueblos desafía la creatividad de generar “Un nuevo contrato Social”, más justo para la humanidad.
Los estudiantes de mayo del 68 en París proclamaban, “seamos realistas pidamos lo imposible”.
2 de Abril del 2020. Recordando la Guerra de las Islas Malvinas bajo la dominación colonial de Gran Bretaña.