Autoría: Grupo de consultores. BIKONSULTING, S. Coop.
En base a demandas a la lógica, al sentido común y al sentimiento de justicia más estricto arraigado en las personas de buen hacer, los integrantes de la EBC – Economía del Bien Común, han valorado democráticamente como la cuarta reivindicación más votada la que sugiere la modificación de la legislación en materia de baremación, condiciones en la contratación pública y el acceso a las subvenciones de manera que se incentive la ética y el Bien Común en las organizaciones.
No es lógico, no atiende al sentido común ni sobretodo es justo, que los impuestos que se pagan por la venta de productos o los aranceles aduaneros que soportan las organizaciones en su compra-venta de materiales de diversas índoles, sean los mismos para los productos que sostienen una trazabilidad sostenible en todas sus etapas de fabricación, para las que respetan la justicia social entre sus miembros, las que toman decisiones democráticamente, las que respetan la dignidad humana en todos los actores de influencia, las que se comprometen a mantener el equilibrio ecológico o las que se solidarizan con la sociedad, en definitiva entre las que presentan un balance social (BBC – Balance del Bien Común) elevado y entre las organizaciones que por el contrario actúan de manera poco ética, agresiva, o faltas de escrúpulos, es decir entre las que presentan un BBC más reducido.
De igual manera el sistema actual no es justo cuando permite el acceso a concursos públicos y a subvenciones en igualdad de condiciones, a las organizaciones que funcionan de manera más ética, honrada y justa presentando un balance social es decir un Balance del Bien Común y a las que no observan o miran de soslayo las buenas formas y conductas en sus obligaciones.
No pedimos nada que no exista, lo único que pedimos es que la sociedad sea más justa y recompense a quien haga más por la sociedad. Se debe tratar a los “iguales” por igual y a los desiguales de manera desigual. Es por ello que pedimos se tenga en cuenta el balance social, el Balance del Bien Común como factor de baremación para determinar las cuantías a pagar sobre los impuestos ya existentes, por ejemplo:
Dependiendo del mayor o menor valor social demostrado las organizaciones se beneficiaran de:
- Disminución sobre el impuesto sobre el valor añadido. De 0 a 100 por ciento.
- Aranceles más bajos. De 0 a 1000 por ciento.
- Prioridad en compra pública y/o en la adjudicación de contratos. Una quinta parte del rendimiento económico.
- Créditos bancarios en condiciones más favorables.
- Cooperación en investigación con universidades públicas.
- Ayudas directas.
Como conclusión todo ello nos llevará a un escenario de mejora continua. Aquellas organizaciones que hagan las cosas mejor, podrán contrarrestar los sobrecostes en sus productos o servicios finales si los hubiere, de manera que el precio final de estos se equiparara o al menos se aproximara al precio de los productos o servicios de las organizaciones que atentaran contra el bien de la sociedad pagando salarios abusivos, contratando mano de obra infantil, destrozando el medio ambiente, desviando beneficios a paraísos fiscales por ejemplo. En esta línea ni que decir tiene que las organizaciones que mejor hicieran las cosas más posibilidades tendrían de sobrevivir y dar beneficios económicos, beneficios que deberían ser reinvertidos en usos por el Bien Común tanto dentro de dichas organizaciones como en la sociedad en general.
Otra consecuencia directa de este sistema es que haría que la fuerza que poseemos las personas, fuera eficaz a la hora de seleccionar los productos o servicios, ya que a igualdad de precios el mercado lo dominarían las organizaciones que más hagan por el Bien Común, dando como resultado el que las organizaciones que estén alejadas de un buen balance social tengan que hacer las cosas de “otra manera”, de manera más ética si quisieran sobrevivir, es entonces cuando la mejora continua se instauraría en beneficio de las personas, en definitiva en beneficio del Bien Común.